21/09/2021

Conexão América Latina/ Honduras: Rolando Kattan

OVEJAS VERSUS CISNES

 Las ovejas son en el mundo al revés las nubes que contemplan las estrellas cuando se tienden boca abajo en su oscuro patio. Para nosotros las ovejas son de día, un dios hechizado de mansedumbre y de noche, se convierten en preguntas, en dientes y pendientes que nos muerden las uñas y andan a sus anchas en los patios del insomnio. Contar ovejas es un conjuro contra la tiroides de un demonio. Por eso las mañanas nos animan a sacarle punta a los lápices, a que vuelva la dentadura a la boca y llevar el rebaño de ovejas al manso corral de la rutina. Pero vuelve la noche y las ovejas me miran con sus ojos mansos y redondos y preguntan ¿Por qué veo en tus manos las manos de tu padre muerto? ¿Quién duerme en el espacio vacío de tu cama?

¿Cómo duele un equinoccio en la costilla? ¿Retoñará, alguna vez, un fruto de las palabras que plantaste como un árbol imposible? ¿Por qué sueñas con relojes de arena, si todo se va haciendo polvo?

Hasta que descubrí los cisnes negros y en lugar de las nubes vi el inmenso lago del cielo y cada cisne con su hermoso cuello de pregunta infinita me abrazaba extendiendo las alas. Los cisnes negros son en el mundo al revés, las estrellas que las nubes contemplan cuando se pasean por los lagos. Para nosotros un cisne negro es un manso ángel que no interroga, ni responde: en silencio y junto a ellos, somos nosotros la pregunta y te deja soñar con relojes de polvo, con el polvo que va quedando de tus días.

 


 TRATADO SOBRE EL CABELLO

 

todas las cosas grandes

inician con una idea en una cabeza despeinada

cómo pudo —por decirlo así— crear Dios el universo con una cabeza engomada

¿qué habría hecho Noé adentro del Arca con una cabeza de mayordomo

o Jesucristo en el Monte si sus cabellos no se hubiesen entrelazado con el viento?

 

Heráclito salió del río tan despeinado como Arquímedes de la bañera

y a Sócrates y a Platón les crecía sobre su calvicie una cabellera desorbitada

 

es sabido que Homero murió arrancándose los pelos de la desesperación

y que Cervantes Quevedo y Góngora se peinaban

como Shakespeare solamente el bigote

 

Juana de Arco ardió más fuerte en la hoguera por su aguerrida cabellera

y en la antigüedad

los primeros hombres en sembrar el café y el maíz

los chamanes y los sacerdotes

los que tallaron en las lejanas piedras los primeros poemas

todos son parte de los anónimos despeinados de siempre

 

después

a Newton lo despeinó una manzana

a Tomas Alba Edison la electricidad le puso los pelos de punta

Bach disimulaba su melena con una peluca

y Leonardo da Vinci se despeinaba también las barbas

 

todos los ángeles del cielo las hespérides las musas

las sirenas y las mujeres que saben volar

todos y todas tienen extensas cabelleras destrenzadas

 

en la historia reciente

Albert Einstein fue el más despeinado del siglo XX

y Adolf Hitler por supuesto

el de los cabellos más ordenados

 

pero las cosas grandes también son cosas sencillas

como aquellos que llegan su casa apresurados por despeinarse

o los niños cuando aprenden del amor despeinando a sus madres

es obvio que los sueños nacen en las cabezas dormidas

porque siempre están despeinadas

 

y los amantes que sobre todas las cosas se despeinan

cuando se besan y se aman

por eso les digo:

hay que desconfiar de un amor que no te despeina

 

 

 SEPULTURA DEL TACTO

 

Aquella habitación que, acaso, guarda ahora

solo el recuerdo vivo de un único habitante

Francisco Brines

 

Desde la soledad de las paredes

imagino la casa abandonada:

 

Una finísima capa de polvo

cae sobre los días, cosa fúnebre

sin familia;

 

comienza con la huella de tu pie

—calor desnudo sobre losa fría—,

después sepulta el tacto

hasta que un viento suave y laborioso

hace las veces de sepulturero.

 

Los muros atestiguan

el paso lúgubre de las arañas,

y en sus ladrillos quedan

discusiones, rutinas y costumbres.

 

Los boleros que tanto te gustaban

se lamentan en esas manchas húmedas,

y recuerdan que aquel repella y pinta

siempre fiel al servicio de la muerte.

 

A las paredes las destruye el tiempo,

en sus escombros me hallarán.

 

 

KIRIBATI


 Kiribati es una isla en medio del océano Pacífico

integrada por un grupo de 33 atolones coralinos y una isla volcánica

(Banaba) según lo han escrito en la Wikipedia

siempre quise escribir sobre esa isla

quizás algún poema que titulara: «Viaje imaginario a Kiribati»

pero Kirabati ya no es el futuro

desde 2011 es el último lugar del planeta

en dar la vuelta al calendario

después de ser el primero

y lo que yo quería era estar un día delante de la vida

viajar a Kiribati el día de mi muerte para no morirme

ser el primero en decirle te amo a una mujer en un año nuevo

quería viajar al futuro para encontrarme al niño que habité en el ayer

y guardar como en una bolsa de canicas

24 horas más para hacer lo que quiera

Kiribati decidió de pronto ser el pasado

ya no quiero ir a Kiribati



 ÁPSIDES 3

Desaté la soga de una barca en el muelle; su mansedumbre y su silencio me recordó la imagen de un elefante echado, en cautiverio. Le leí poemas deshaciendo los nudos que la ataban, luego la vi alejarse mar adentro.

Desde entonces escribo para liberar a otras barcas atrapadas como animales blancos, invito a los barcos de vela a declararle su amor a los pianos; el amor es posible. Yo me enamoré de una barca atada en el muelle, una barca que nunca partirá.


ANIMAL NO IDENTIFICADO


no entraron en el Arca:

 

las jirafas

que en un principio tenían el cuello corto

y que cabizbajas andaban por la selva anhelando

las hojas más altas

 

el Dodo y el Solitario de Rodríguez

que olvidados en las islas inhabitadas del océano Índico

renunciaron a la divina gracia del vuelo

 

los cisnes negros

porque no fueron creados por Dios sino por un poeta

 

todos los peces

las grandes ballenas

y los más pequeños organismos

en el ojo de una niña que llora

 

tampoco los dragones unicornios y pegasos

de las aves solo las domésticas

las gallinas los gansos los patos el gallo

y como consta en las Sagradas Escrituras: la paloma

 

se quedaron afuera los centauros

las nereidas los faunos y los animales esféricos de Borges

 

porque eran muchos y muy grandes

también

la mayoría de los dinosaurios

pero de todos los animales que entraron

no reconozco al animal que recorre mi cuerpo

 

Rolando Kattan (Tegucigalpa, Honduras, 1979) es poeta, gestor cultural, miembro correspondiente de la Real Academia Española de la Lengua y miembro de número de la Academia Hondureña de la Lengua. Ha publicado nueve libros, el más reciente Los cisnes negros (2021), ganó en septiembre de 2020, el XX Premio Casa de América de Poesía Americana. Su obra ha sido traducida parcialmente a más de una docena de idiomas.

 

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