Misión
cumplida: evidentemente nos encontramos frente a un compromiso sumamente
delicado, por cuanto este Bicentenario de la Emancipación Política de
Centroamérica, no es más que una nueva alborada en el alma y el pensamiento de
más de cincuenta millones de personas que habitamos este hermoso girón de
tierra, que alcanza una extensión de más de quinientos veintidós mil kilómetros
cuadrados, desde el istmo de Tehuantepec hasta la joven república de Panamá,
incluyendo Belice.
El trabajo que ofrecemos, a nuestro juicio y de acuerdo con el contenido
del pensamiento alto, sentimiento profundo y claridad del lenguaje, de quienes
han tenido la enorme responsabilidad, como coordinadores de cada uno de los
países representados, es muy significativo, pero la responsabilidad es mucho
más grande para el coordinador general, que como un iluminado del Altísimo,
logró germinar en la lucidez de su joven pensamiento, la hermosa idea de crear
este portentoso libro que, discúlpennos el atrevimiento, desde ya podemos
advertir que su presencia en el parnaso de las letras, es una de las obras que
andando el tiempo, su prestigio y consecuente divulgación va creciendo, digamos
por ejemplo, la Santa Biblia, El Corán, La
Ilíada y la Odisea de Homero; El
Quijote de la Mancha, de Cervantes y el Libro Rojo de
Mao Tse Tung, lo que según datos fidedignos son los que mayor circulación
voluminosamente hablando han tenido a través de la historia. Éste, con el
sonoro nombre de Antología del Bicentenario de
Centroamérica, será sin duda alguna, durante los próximos
quinientos años y mucho más, al igual que los anteriores libros, el que tendrá
mayores lectores, universalmente hablando; por eso e infinidad de razones más
es que nuestro compromiso resulta sumamente delicado y, en consecuencia, habrá
que escribirlo con pasión, abnegación y entrega total.
Como el espacio es corto, es preciso de entrada mencionar el nombre de
este joven intelectual, de origen nicaragüense, residente en Costa Rica,
periodista, escritor, poeta y columnista internacional, Carlos
Javier Jarquín, padre legítimo de esta monumental obra
que para su edición contó definitivamente, con el apoyo inconmensurable de su
leal amiga la ilustre dama, poeta, escritora y editora mexicana Ana María
Ayala, directora general de Ayame Editorial, a quien habrá que
rendirle las más expresivas gracias a perpetuidad.
Independientemente de lo anterior, permítanme el atrevimiento de
mencionar a dos hondureños ilustres que con su participación intelectual y
política en mucho han contribuido al desarrollo de este hermoso cinturón que
sirve como eslabón para la unidad de los dos subcontinentes, América del Norte
y la del Sur, me refiero al ínclito y egregio doctor José Cecilio del
Valle, redactor del Acta de Independencia, quien en uno de sus momentos más
solemnes concibió el pensamiento “en la escala de los seres el hombre es el más
grande y en la escala de los hombres, el sabio es el primero”, mientras, más
acá en el tiempo aparece la figura de un Álvaro Contreras, dicho
sea de paso, suegro del bardo inmortal Rubén Darío, quien aparece
como el tribuno de más altos quilates en la región, ya que su talento demoledor
recorrió los cinco países que originalmente formaron la federación ístmica.
Esta obra, definitivamente genial, es portadora de un mensaje a la
humanidad, de parte de una Centroamérica que abre sus ojos al mundo para
presentarse tal cual es en su dilatada presencia desde su descubrimiento hace
más de quinientos años, hasta la fecha en la que con los altos y bajos propios
del desarrollo y la civilización humana, ahora y para siempre pasa a
ocupar un sitio de mucha mayor atracción para los ojos de Europa, África, Asia,
Oceanía y demás rincones del planeta, porque, su configuración geográfica,
relativamente pequeña, a partir de ahora se transforma paradójicamente en un
pequeño gran gigante que abre sus alas para expandirse por todo el globo,
merced a la presencia de este libro que sin duda alguna marca un hito en la
bibliografía universal.
Desde esta óptica veo mi participación con la honrosa designación de ser
yo, quien rubrique con mi nombre este epílogo al cual he bautizado como “Misión
cumplida”, porque creo categóricamente, que sí, sin ningún apoyo gubernamental
y haciendo uso únicamente del genial pensamiento de su director o coordinador
general, el joven intelectual Carlos Jarquín y demás participantes, se culminó
exitosamente esta jornada histórica que no solo honra y enorgullece a quienes
han hecho posible su edición, sino que se convierte en el mejor legado que no
puede negarse, queda para la posteridad durante esta efeméride tan
especial, de dos siglos, dos centurias, doscientos años, un bicentenario, 15 de
septiembre de 1821-15 de septiembre de 2021.
Tegucigalpa, M.D.C., Honduras,
C.A. Agosto, 2021
Mario Hernán Ramírez (n. 1934) es escritor, poeta,
periodista, locutor e historiador hondureño. Presidente vitalicio “Consejo
Hondureño de la Cultura Juan Ramón Molina”. Es miembro fundador del
Colegio de Periodistas de Honduras (CPH); Pertenece a la Asociación de Prensa
Hondureña (APH) desde hace más de 60 años; Academia Hondureña de Geografía e
Historia, Unión Hondureña de Locutores (UHL); Instituto Morazánico, Instituto
Hondureño de Cultura Hispánica, Asociación Nacional de Escritores de
Honduras; Sociedad Literaria de Honduras (Soliho). Premio
Álvaro Contreras, 2021. Premio a la trayectoria periodística otorgado
por el Congreso Nacional, 2019. Premio
Nacional de Literatura Ramón Rosa, 2017.
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