Dedicado a Pedro Sevylla de Juana
Mi
investigador, mi lector, mi traductor;
el filósofo,
sicólogo, escritor y poeta
Pedro
Sevylla de Juana, visitante virtual
de las
tierras todas, de todas las aguas
de los
vientos agitados y de los fluidos ígneos
en el arriba
y abajo de los lugares próximos
y de los
espacios interestelares más apartados;
traductor
infiel a fuer de creativo
asegura
estar al tanto
de mi
iluminado interior
íntimo y
amplio.
Entiende que
soy
la Luna en
su cuarto creciente,
menguante a
veces
llena en
ocasiones repetidas;
de
inestabilidad estable
y cíclica.
Previsiblemente
imprevisible,
cree ver en
mi corazón una niña
que se
resiste a ser mayor,
y una mujer madura
que moraliza
sin ton ni son.
Me habita
una india, dice,
que teje
telas floridas
y las lleva
al mercado para no venderlas
y poder
lucirlas
en los días
de fiesta.
Me traslada
un demonio guapo,
comenta,
acunada en
sus brazos
hasta el
monte más alto de la Tierra.
Allí,
entre poder
y riquezas
expone
y me muestra
los fastos del
mundo
que promete
entregarme
si le sirvo a
su gusto.
En la cueva
de la bruja vieja
aprendo a
leer sortilegios cifrados
a cocer
pócimas y ungüentos
y a
entenderme con serpientes y gatos.
Supone que
en las noches cálidas
soy una
monja acorralada
por las
tentaciones,
que flagela
su desnudez desnuda
con
espinosos tallos de rosas rojas
y aprieta el
cilicio ceñido a la cintura.
Soy de todos
siendo mía,
amo por
igual a personas, animales
y plantas
cuido la
obra entera del Creador
y perteneciéndome
por entero
a los demás
me doy.
Mi traductor
traduce
a su amada
lengua
precisa
y dulce
la letra honesta
de mi canción
explicando a
los lectores
la suma de
cuántas
Renatas soy.
Rê, Madrid a 8 de octubre de 2013
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