A las mujeres de este nuevo mundo
El mundo,
Templo?
Claustro?
Sepulcro?
Espacio vacío e inservible,
esteriliza por el horror, el absurdo.
Veo mis mejillas
reflejadas en el espejo de un lago:
Seductores demonios, súcubos,
Inventores de sortilegios, ― Lilith―
(deseo, sangre, humus):
Encantamiento General,
Alfa, Omega,
llegadas, despedidas:
la integridad! la esencia! todo lo existente!
Benditas tinieblas, benditas!
Materia oscura femenina
que completa y une versos.
Mi cuerpo, amigo de la luna,
forjó un nuevo origen,
imaginó nuevas formas, colores, sonidos,
Entonó palabreos,
pidió a la serpiente que protegiera a Caín.
El tropiezo fue motivo de gloria!
―Líbranos, Señora,
de la luz que ciega y separa
por color, sexo, raza...
De la luz promotora
de prostitutas, santas, monjas y hadas.
Madre de las artes serpentinas,
del placer y de la epifanía, ― Kundaline―
Protege en tu útero suave
a tejedoras, soñadoras,
vírgenes intactas:
Penélope, Medea,
Salomé,
Cleópatra,
Florbela y Renata.
La nueva Eva, desbocada y loca,
trae en el cielo de la boca la miel, la hiel,
el canto que resucita,
el beso que embriaga,
el hechizo que paraliza,
el veneno que mata...
Trae, en lo insondable,
(cueva cálida y húmeda)
lo inefable, la pequeña muerte,
la vida transfigurada.
Estoy aquí,
mujer y múltiple!
Exijo lo que, por deseo,
me corresponde:
(Este y aquel)
El hombre, el niño, la mujer,
el animal, la planta, el bosque,
la piedra, el aire, el agua, el espíritu,
desprotegidos e indigentes.
Necesito repoblar el mundo,
nombrar todo de nuevo y,
para Eros, la misión indispensable
de seducirse a sí mismo.
(RB)
(RB)
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