En 2007 inicié las investigaciones de mestrado
en la Universidad Federal de Espíritu Santo (Brasil). Fue entonces cuando
tuve contacto con la poesía de Rubén Darío. No imaginaba que el “Cisne lírico
de América” me abriría, además de las puertas del campo académico, los caminos
de España y Nicaragua.
En 2013 después de mis estancias en Portugal y España, realizando la
investigación para el doctorado, llegué por primera vez a Nicaragua. En esa
oportunidad, no solo conocí investigadores como Julio Valle-Castillo e Iván
Uriarte, también hice buenos amigos y asistí al Festival Internacional de Poesía
de Granada. Puedo decir que, desde entonces siento una profunda amistad y gran
admiración por el pueblo nicaragüense.
En 2014 recibí la invitación para representar a Brasil en el X Festival Internacional de Poesía de
Granada, que homenajeaba al poeta Rubén Darío. Me sentí muy honrada por la
invitación, y feliz ante el reconocimiento de mi trabajo como poeta. Puedo
asegurar que esa experiencia fue una de las mejores vividas como escritora. La
FIPG, a más de compartir la poesía, fomenta importantes discusiones en los
campos de los Derechos Humanos entre poetas investigadores y sociedad civil. Ese
año el Festival puso la mirada y la intención en un tema de gran relevancia y
urgencia para el mundo: la violencia contra la mujer.
La invitación a participar en el XII
Festival Internacional de Poesía de Granada, en 2016, constituyó una
sorpresa que llenó de alegría mi corazón. Tendría ocasión de volver a
encontrarme con los amigos nicaragüenses, podría compartir información con los
investigadores presentes, y llevar mi último libro, Colóquio das árvores, lanzado en septiembre de 2015.
La FIPG 2016, que conmemoró el Centenario de la muerte de Rubén Darío, fue dedicado
al poeta nicaragüense Ernesto Mejía Sánchez, y la memoria del poeta
guatemalteco Luis Cardosa y Aragón. Tan importante encuentro propuso a los
invitados una reflexión sobre cuestiones ambientales importantes, como la
destrucción de la flora y los manantiales. Es un hecho incontestable, que la
humanidad no puede seguir indiferente a la destrucción del medio ambiente, y
ciega ante la interdependencia de todos los seres del Planeta. Esa reflexión
vino en apoyo del argumento central de mi Colóquio
das árvores, que hace una llamada urgente a la preservación del hábitat, en
un momento crucial de nuestra civilización, cuando el cambio climático causado
por la acción dañina del hombre sobre los recursos
naturales, genera problemas sociales muy graves, como la crisis hídrica que
asola al Estado de Espírito Santo, mi tierra natal, y múltiples regiones en
cualquier parte del mundo.
Urge el despertar de una conciencia protectora en el ser humano, que le
lleve a compartir en lugar de competir, y a rescatar y preservar en vez de
matar y destruir. La poesía, en ese escenario es fundamental, pues, cuando
faltan las palabras, se excede la violencia. Necesitamos palabras de paz, de
amor; palabras que se enfrenten al autoritarismo y ayuden a formar un mundo más
equitativo, colaborador y pacifico. El gran escritor nicaragüense Ernesto Mejía
Sánchez, cantó que el poeta es “ese ser
iluminado por el resplandor de la gloria”; por tanto, los poetas tenemos la
responsabilidad de comprometer nuestra voz en favor de la vida y la
convivencia, contra la violencia y los enfrentamientos.
Es incuestionable la importancia del Festival
Internacional de Poesía de Granada para América Latina y el mundo. Este acontecimiento
promueve la comprensión de las distintas sensibilidades, fortalece el
sentimiento de fraternidad de los países y de sus culturas, en especial de la
poesía; facilitando que el eco de las múltiples voces de la alteridad, se pueda
escuchar en todos los espacios. Asunto importante, en un tiempo en que el
mercado perverso transforma en mercancía -además de bienes comunes como el
agua, el alimento o la tierra- nuestros convencimientos y afectos más profundos.
Granada está introducida en el corazón de Nicaragua como un rubí. El pueblo
nicaragüense acoge, año tras año, a poetas y turistas que desean conocer su
cultura y disfrutar de la hospitalidad y las bellezas naturales. Granada es un
ejemplo vivo de como una nación puede crecer con el esfuerzo de sus gentes y la
inversión en formación, educación y cultura. Por todo ello, quiero registrar aquí
mi voto para que Granada, sea considerada por la UNESCO, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD, y hago público mi agradecimiento a la Junta
Organizadora de la FIPG, especialmente en las personas del Señor Francisco de Asís
Fernández Arellano y de la Señora Gloria Guabardi, por la invitación a
representar al Brasil en la XII edición, y por el gesto amigo de costear mi
traslado al Festival.
Renata Bomfim,
Poeta, Académica
y Educadora socioambiental brasileña
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