09/02/2014

Dioníso (poema de Renata Bomfim dedicado à memória de Rubén Darío)


À memória de Rubén Darío

Na selva sagrada
os instintos afloram.
Cada planta, cada bicho, o ar,
tudo é vivo, tudo fala.
Do verde brotam
movimentos sinuosos,
sussurros, risos...
É a ninfa que do deus imponente
bebe o vinho.
Ela se torna a própria taça
transbordante de desejos.
Dionísio, em desalinho, a enreda
arrastando-a, furtivo, por entre a relva,
para que desabroche, caprichosa e perfumada.
Ela cede aos seus apelos e se deixa possuir.
Seu corpo agora é fluidez entre mãos ásperas.
É gazela. Impiedosa,
a sua lança a transpassa.
Fustigada, ela quer mais...
Agora os dentes do deus na carne se adentram
marcam-na signos criados
por seus chifres reluzentes.
A ninfa ascende entre agonias,
a selva orquestra gemidos de prazer.
Em êxtase, comungam contentes.
Ela reverencia o deus pagão
senhor dos seres desse reino.
Depois, descansa, recordando o idílio,
até que a noite a cubra
com seu manto de prata.



*
Dionisio

A Rubén Darío, in Memoriam

En la sagrada selva
los instintos despuntan.
Cada planta, cada animal, el aire,
Todo vive, todo habla
Del verde surgen
serpenteantes sacudidas,
murmullos,
risas…
Es la ninfa que del dios majestuoso
sorbe el vino. 
Se transforma ella en la propia copa
rebosante de deseos.
Dionisio, perturbado, la desorienta
arrastrándola, oculto, por el pasto,
para que se abra, atrevida y perfumada.
Ella cede a su solicitud y se entrega.
Su cuerpo, ahora, se funde entre las ásperas manos.
Es gacela. Inhumana,
su lanza la penetra.
Activada, ella quiere más…
Ahora los dientes del dios laceran la carne
marcando huellas dibujadas
por los cuernos refulgentes.
La ninfa se eleva entre estertores,
la selva compone una sinfonía de gemidos gozosos.
Extasiados, comulgan satisfechos.
Ella adora al dios pagano
señor de los seres de ese reino.
Luego, descansa recordando el idilio,
hasta que la noche la arropa
con su manto de plata. 



*(Tradução para o castelhano: 



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