09/02/2014

Llegas, sonríes y, al instante, te vas (poema de Pedro Sevylla de Juana)

Oigo el quejido de ese viento
que los campesinos llaman
Minuano.

Eres tú quien llega
transparente y azul,
alazán el tiempo, cabalgando.

Ya estás ahí:
en tu día recién amanecido,
en la primavera de tus ansias
en la esperanza sin límites,
en el zaguán del fondo;
entornando la puerta
que desde el jardín abre la casa.

Vienes a hilvanar los descosidos de mi espera
empujan el aire tus alas niñas,
sonríes al espejo y el espejo
te sonríe
con esa sonrisa cristalina
tan tuya
que hice mía.

Me miran los ojos reflejados
preguntando
si me agrada el rostro copiado de tu rostro:
la frente altiva
la boca fresca,
el néctar de la lengua y esos labios
traviesos
sabrosos
frutales
entregados.

No sé
responden mi frunce de duda
mi frente encogida de hombros;
no sé
dice mi ignorancia de corazón dormido,
de alma sospechada
impalpable
tal vez inexistente.

Ríes y el espejo ríe,
ríen tus ojos
a mis ojos la luz del sol naciente;
me deslumbran,
los cierro y al instante
vuelvo a abrirlos
temerosos de no verte más.

El espejo ríe, aún, con tu risa
cuando abres
la puerta entornada del jardín,
despliegas tus alas de mujer madura
subes a los etéreos lomos de Minuano
soplas en la mano extendida
un beso abierto
húmedo,
profundo
largo;

y te vas.

El Escorial, 8 de febrero de 2014


Nenhum comentário: