Sol del medio-día,
Ardiente como el infierno.
Veo ángeles descansando,
Bajo la copa del aguacatero.
Sudorosos,
Rostros cercanos a la perfección,
nostálgicos del cielo.
Pero, qué bello,
Qué hermoso es el ángel
Negro. A cada instante,
Los movimientos ligeros,
Producen frescura.
La visión embelesa:
Envergadura, brillo,
Morbidez de las alas, me incitan
A pedir, deseosa,
Que ese ángel sea
Mi ángel de la guardia.
Traduzido ao castelhano por Pedro Sevylla de Juana.
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